
John Roberts, nacido el 27 de enero de 1955 (70 años) en Búfalo, Nueva York, es el actual presidente de la Corte Suprema de Estados Unidos, el máximo tribunal del poder judicial del país norteamericano. Es un cargo de alta responsabilidad y conlleva una toma de decisiones pesadas. Desde el 2005 participa en la Corte Suprema y es el presidente número 17 de la Corte.
En un intercambio de palabras ante el presidente Donald Trump, Roberts se mantiene cauteloso en su posición y trata de conservar el “equilibrio” ante las decisiones del líder de la Casa Blanca. Roberts fue introducido por George Bush, ex presidente del país que interfirió en la carrera del abogado y lo metió de lleno en el Tribunal de Apelaciones, que alude a un apartado del proceso judicial.
Formado académicamente en Harvard, tuvo su breve experiencia como abogado, secretario en la Corte Suprema hasta que Bush le dio un empujoncito que le cambió la vida. En la actualidad, lidia con las embestidas de Trump y es el máximo responsable del máximo tribunal judicial del país.
Luego de una aventura por el deporte a nivel colegio, Roberts inició su experiencia universitaria en Harvard, una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, donde se destacó con ensayos y trabajos diarios. Durante sus estudios, emprendió proyectos para costear sus estudios y se graduó en la Licenciatura de Historia.
Después de haber estudiado historia, ingresó a la escuela de Derecho en Harvard. Tras culminar con sus estudios, roberts se adentró en su primera experiencia laboral y se unió a una jueza como secretario en el Tribunal de Apelaciones. Cabe destacar que el juez en cuestión es Henry Friendly, una de las personas más gloriosas del Tribunal de Apelaciones.
La entrada a la Corte Suprema se produjo ante la colaboración junto a William Rehnquist, un juez de la Corte. John expuso todo su potencial como asistente judicial y luego, como asociado consejero en la Casa Blanca. A pasos pequeños, Roberts, actual máximo exponente del tribunal judicial, obtuvo un posicionamiento adecuado en el ámbito laboral.
El ingreso a la Corte de Apelaciones, en primera instancia, fue generado por Bush. El ex presidente escogió a Roberts para trabajar en la Corte, movimiento que no tuvo éxito hasta dos años después debido al rechazo de los demócratas.
Rol dentro del máximo tribunal judicial
Durante la corte, se desarrollan distintos casos de los cuáles Robrtes tuvo que hacerse cargo. Su figura pública quedó expuesta ante una estadística que refleja que Roberts presentó 39 casos en la Corte Suprema, siendo una de los litigantes más influyentes. El término “litigante” alude a aquellas personas que participan de forma activa en procesos judiciales.
La exposición pública fue más allá de la Corte Suprema para Roberts, que fue contactado por varios fiscales para abordar temas contra “Microsoft”, una empresa que mantiene un poderío tecnológico sin igual. Y también en su rol de abogado, ha defendido a acusados penales.
Uno de los temas que generó ruido en la sociedad fue el cambio socioeconómico implementado por Roberts. Previo a su entrada en la Corte Suprema y el Tribunal de Apelaciones, los ingresos de John como portador de servicios de abogado eran claramente superiores a sus ingresos dentro del estado nacional. Varios trazaron un paralelismo entre la actividad privada ejercida por Roberts y su labor pública para el estado.
En 2005, Roberts fue catalogado como “juez presidente “ en la Corte Suprema ante la vacante del puesto. Un paso extraordinario en la vida de Roberts, que empezó en Harvard y terminó en la silla más importante de la Corte Suprema, el máximo tribunal judicial de Estados Unidos.
El ida y vuelta entre Donald Trump y John Roberts
Hace unos meses, Donald Trump embistió a un juez federal y exigió ante el tribunal supremo su destitución. Roberts, a través de un comunicado, manifestó que “existe un procedimiento para esta instancia”. Posterior a eso, negó el pedido del presidente. La preocupación del empresario político fue argumentada por el bloqueo de sus políticas. Esto generó un malestar en Trump y un ataque efusivo hacia el juez.
Roberts, en su afán de mantener equilibrada la situación, trata de conservar la calma. El presidente de la Corte Suprema, hace unos meses, confesó su preocupación por la independencia judicial del país, haciendo hincapié en la “desinformación e intimidación” que reina en el país. Hace un tiempo, Roberts señaló que la intención de la Corte “no es hacer felices a todos”.
Bajo estas palabras, el licenciado en historia convive y trabaja todo el tiempo. Un presidente de la Corte Suprema que impuso más de 39 casos, siendo un participante muy activo en el ámbito judicial. Y en la actualidad, combate ante un Trump que ataca a distintos jueces y exige sus destituciones. Del lado de Roberts, reina la calma y la conservación.